Visita al cementerio

Con motivo de la festividad de todos los Santos, el Departamento de Actividades Complementarias y Extraescolares organizó una visita al cementerio de los Remedios el pasado lunes 2 de noviembre. Asistieron los alumnos de 3º de la E.S.O., PMAR, 4º de la E.S.O. y 2º de Diversificación acompañados de los profesores Luis David Alonso, María Mayordomo e Isabel López.

Luis David, que además ejerció de guía durante la visita, nos ha enviado la crónica de esta actividad: 

“Relojes alados, angelitos de rotundos mofletes, serpientes amenazantes,     

gárgolas, calaveras y rosas sin espinas, una clave masónica…

No se trata de una peli de Harry Potter, ni un pase especial de una nueva entrega de Crepúsculo. Se trata de algunas de las cosas que los alumnos de 3º y 4º de ESO pudieron hallar y también  un significado más allá de lo aparente, en su visita al Cementerio Municipal de Cartagena, Ntra. Sra. de los Remedios (Santa Lucía)

Ya en la puerta aprendimos que “Todo pasó como pasan las sombras” y que la palabra cementerio viene a significar algo así como “dormitorio”.

En muy poco tiempo nos movimos por un palacete neobarroco, cuyos habitantes parece que aún  nos mirasen asombrados tras las cortinas de su palacio en El Icue cuando hacemos alguna “quedada”, luego por un globo terráqueo dedicado “a ella”, que esconde un truncado amor rosacruz.

Más tarde visitamos una torre neogótica de la que podría haber salido el personaje más querido de Bram Stoker, un templo egipcio de firma y diseño, un mausoleo al estilo del imperio alejandrino, todos caprichos de una sociedad snob y putrefactamente rica dela Cartagenamodernista que ya pasó.

Mientras tanto, fuimos buscando detalles que apuntaban aparentemente a algo tenebroso; coronas de laurel, ánforas veladas, rosas de piedra, agujas y llamas… pero que fuimos aprendiendo  que no son tal cosa sino símbolos de eternidad y vida más allá.

Entre tanto y tanto , los más valientes (creo que los demás no se atrevían a abrir la boca) fueron leyendo fragmentos de grandes autores, por ejemplo un poema de José Martínez Monroy delante de su tumba, un fragmento de “Al Faro” de Virginia Wolf delante de la tumba de un enamorado del mar, con forma de faro que ha de servir a las almas para no perderse en la eternidad y, entre otros más, un párrafo ante del mausoleo de Isaac Peral, quien a bien seguro le ha hecho moverse de gusto al oír al capitán Nemo describir su invento, el arma submarina.

Finalmente tuvimos la suerte de disfrutar de un tiempo en solitario para buscar la tumba de algún ser querido y, con los amigos más cercanos, hacer una visitilla.

Por cierto, nos explicaron una forma de liberar un alma de sus penas, bastante fácil, la verdad… ¿No te lo crees? Pues pregunta, pregunta… Y el año que viene, ¡No faltes a la cita con los difuntos! “